jueves, 14 de febrero de 2013

Día tres.

Esta mañana no me ha quedado más remedio que hacer de mujer de la limpieza. Me la he pasado entera recogiendo los trozos de mi buena intención que se me han caído de una palmada en la espada y han dejado el suelo lleno de mierda.

No se en qué momento olvido todo lo que hizo que me alejase (y lo que lo sigue haciendo), y me echo todo el peso a mi espalda haciéndome sentir el ser más inmundo jamás contado. Así como un tiranosaurio rex de las relaciones.

Pero hoy ese peso ha hecho "crack" y ha reventado. Le he odiado tanto que me he dado miedo, y me he alegrado también. Pues así cuesta menos pasar sin Él los días no...? Mamón...


Pero...

    Pero...

       Pero luego he escuchado Copenhague...

          He comido esos cereales que comimos juntos...
    
             He tocado la guitarra sin Él, sin sus lecciones y sin su
 
                 mandíbula torcida... Y nada me llena igual. Y esto es un

                      completo descenso bipolar.  Definitivamente: suspenso.

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